3 meses como mínimo. Leche de cabra, cruda, entera.
Leche calentada, cuajada. Añadidura del Penicillium. Se le da la vuelta varias veces por dia. Saladura con sal de mar. Afinación exclusiva en las cuevas de Roquefort (Aveyron). Corteza raspada y reemplazada por aluminio. No estropear el aluminio.
El Roquefort es ante todo un pueblo de Francia, "Roquefort-sur-Soulzon". Sus cuevas humedas y naturalmente ventiladas por unas fallas en la roca llamadas "fleurines", ofrecen al Roquefort el lugar ideal para su afinación. Por esa razón, el rey Carlos VI dió a los habitantes de Roquefort-sur-Sulzon el monopolio de la fabricación, siguiendo esas reglas ancestrales.
El moho del Roquefort es deseado, y conseguido por la incorporación del Penicillium roqueforti, una bacteria que tiene como efecto de proteger la leche. Ciertos queseros lo consiguen con pan de centeno que hace ellos mismos. Las reglas de fabricación del Roquefort son muy estrictas, y son con mucha frecuencia controladas y verificadas.
Frio, se come solo o con enslada y frutos secos. Caliente, es una salsa que acompaña perfectamente las carnes rojas. Un queso verdaderamente diferente que cada uno debe probar por lo menos una vez para conocer los quesos de pasta verde.